Dedicado al confinamiento
Y a ratos, me siento mal, muy mal, porque tengo tiempo para pensar, demasiado, para que mi ansiedad crezca y remueva todos mis cimientos hasta hacerlos ceniza porque la ansiedad es eso, un huracán que desestabiliza todo mi universo, a pensar que esto es un hecho antropogénico, que voy a conocer a muchas personas que lo pasen francamente mal por la enfermedad o incluso que puedo ser yo misma pese a mi encierro, que pasan los días y mi piel se va apagando, que no me dan los días para hacer lo que necesito, que las personas no son buenas, que un día más es un día menos para tener que ir a filas, ... Estoy cansada y me siento débil, el teléfono me agota y hace días que no escucho las noticias.
Has hecho que la naturaleza se revele y se renueve y eso te lo agradeceré eternamente, el planeta no nos pertenece, solo es un préstamo para cualquier especie, un arrendamiento por el que no nos cobra nada o nos lo cobra todo, porque nuestra gratitud debería ser infinita.
Me estás enseñando que no necesito tantas cosas, ropa, maquillaje o una funda nueva para el móvil, se lo debo a mi casa, La tierra, no a estas cuatro paredes que me acogen y exasperan.
Déjame salir solo un ratito, aceptaré todas las normas, pos supuesto, en esto no seré rebelde y no, no quiero que todo vuelva a la normalidad, quiero recordar cada día la guerra que se desata en mi mente, momentos buenos y malos.
Maldito y bendito confinamiento...